Yo se a qué institución educativa va tu hijo. Yo se en qué horario va y qué mochila usa, yo se en qué grado está, a qué clase va, a qué hora sale.
Le conozco a tu hijo sin conocerle, sé que se parece a su papá que también desconozco, pero que veo frecuentemente en el muro de tu orgullo. Porque sé que ellos son tu orgullo, ellos son tu familia. Pero, querida mamá virtual, para nosotros es tu intimidad, y aunque suene duro, son los datos que podrían dañar esa hermosa familia de la cual te sentís tan feliz hablando.
Querida mamá virtual, por ese amor que le tenés a tu hijo y a tu pareja, tené cuidado con lo que publicas. Porque yo, que te tengo entre mis amigos, y te conozco porque sos hermana de la amiga de mi compañera, se más de tu vida de lo que vos te imaginas. No te sorprendas si un día en algún parque, un extraño para vos le saluda a tu pequeño por su nombre y apellido, mencionando a sus padres, sus actividades y sus preferencias.
Así que, por el bien de ese niño que no se puede defender, y en honor a tu papel de adulto protector, no publiques datos, no publiques detalles, no des información. Y por sobre todo, querida mamá virtual, no permitas que sea tarde.