Si estás en las últimas semanas del embarazo y te sientes invadida por una euforia que te impulsa a limpiar la casa, más de lo normal, remodelarla; pintar las paredes y ordenar las cosas del bebé, probablemente sea a causa del síndrome del nido. Consiste en una necesidad casi irrefrenable por tenerlo todo listo para cuando el nuevo miembro de la familia llegue a la casa, generalmente se manifiesta con hábitos de limpieza compulsivos y la aparición de un sentimiento de culpa si no lo haces.
Para la mayoría se trata de una simple manifestación de ansiedad por que la hora del parto se aproxima, y es una de las tantas maneras en que reacciona nuestro cuerpo para mantener la mente alejada de los temores y las dudas propias del parto; sin embargo, tiene una explicación fisiológica detrás.
Además del factor emocional existe una cuestión hormonal relacionada a la liberación de la oxitocina que suele producirse en la semana 37 del embarazo; esto inyecta a la mamá con una dosis de energía y vitalidad con el fin preparar al cuerpo para soportar el esfuerzo que se realiza durante el parto.
No hay nada de malo con canalizar esa hiperactividad que sientes en alistar la casa para la llegada del bebé, pero siempre debes ceñirte al sentido común y no hacer ninguna actividad arriesgada.
No cargues cosas pesadas, no te subas a lugares altos exponiéndote a perder el equilibrio, pide ayuda con las tareas de la casa, no subas las escaleras a menudo, no uses productos de limpieza demasiado fuertes y, sobretodo, no te obsesiones. Si hay algo mucho más importante que hacer brillar el piso, es que estés relajada y descasada cuando llegue la hora del parto.